8-3-2021: Los invisibles

[John Santibanes]

A lo mejor este artículo es lo más difícil de comprender de todos los que he leído para mis clases de SF Spanish. Es un desafío no sólo por algunas palabras inusuales, sino también por la dificultad de averiguar lo que algunas oraciones quieren decir. Sin embargo, entiendo que es un lamento de la posible pérdida de restaurantes y bares pequeños que son el corazón y el alma de muchos pueblos y ciudades en países de habla hispana. A mí también me inquieta el futuro incierto de los restaurantes y bares de mi ciudad. ¿Qué pasará con los empresarios y trabajadores que contribuyen tanto a la cantidad, variedad y vitalidad de este centro dinámico de la gastronomía? Asimismo, temo que la pandemia vaya a tener un efecto negativo prolongado en las artes escénicas, otra dimensión esencial de la vida cultural de una metrópoli vibrante. Por supuesto, hay otros factores significativos que nos atraen a un lugar. Pero desde la perspectiva alarmante ahora a principios de 2021, me parece que un regreso rápido a la vida cultural ejemplar que gozábamos no está asegurado. No me consola saber que no somos los únicos en Estados Unidos o en el mundo que están lidiando con estos mismos retos.

El comentario en el artículo sobre “una asociación extraña entre las grandes marcas del fast food chatarrero, los dioses del menú degustación y unos pocos elegidos más” en Perú me recuerda que los restaurantes Central y Maido en Lima fueron premiados como uno de los 50 mejores restaurantes del mundo de 2019. Los nombres de otros gastrobares destacados en Ciudad de México, Santiago de Chile, Barcelona y Países Vascos también aparecieron en este cuadro de honor. La competición fue suspendida en 2020. Uno se pregunta si estos sitios exclusivos sobrevivirán, pero resulta alentador observar que todavía no hay que perder la esperanza. Un abordaje innovador tuvo lugar en Seattle durante varios días a finales de febrero, donde algunos de los mejores chefs de esa ciudad participaron en una serie de cenas al aire libre llamada Field to Table (del campo a la mesa). Los chefs prepararon comidas de cuatro platos que se sirvieron a los comensales en estructuras cubiertas temporales y calentadas en la cancha del equipo de fútbol (estadounidense) profesional de la ciudad. La cancha es terreno sagrado en esta ciudad que ama tanto a su equipo. Se cumplieron los requisitos sanitarios y el distanciamiento social, y por supuesto todos se vistieron de manera apropiada para el clima frío invernal del noroeste. Durante el evento, se llevaron a cabo una subasta y otras actividades recaudatorias para beneficiar a los trabajadores del sector hospitalario en necesidad. Qué idea tan imaginativa.