11-01-2021_clase con Carmen

[John Santibanes]

El Concierto de Aranjuez fue una de las primeras piezas que conocí cuando comencé mi exploración del mundo de la música clásica hace más de 50 años. Este vídeo avanza el conocimiento por introducirme a la inspiración que subyace a esta obra del compositor español Joaquín Rodrigo, la cual refleja a los jardines del Palacio Real de Aranjuez, la residencia primaveral del rey Felipe II en el siglo XVI.  Me imagino que lo que me cautivó fue la belleza y la accesibilidad de la pieza, desde la melodía flamenca y los fuertes ritmos de las primeras mesuras, una verdadera invitación a la danza; a la melancolía, nostalgia y vaga sensación de pérdida del segundo movimiento; hasta el suave bullicio del movimiento final Allegro gentile, con su aura de propulsión, ligereza y esperanza.

No estoy seguro de jamás haber oído una actuación en vivo de la pieza; de todos modos, es poco frecuente que las piezas de guitarra se incluyan en programas sinfónicos. Eso puede atribuirse a los pocos conciertos para guitarra que hay en el repertorio sinfónico y al desafío de equilibrar el rango dinámico limitado del instrumento contra las fuerzas enormes de una orquesta. El compositor resuelve el reto de balance por reducir el tamaño de la orquesta y poner en sordina los instrumentos de latón. Dicho sea de paso, noté en un post de Facebook de la Filarmónica de Berlín que esa orquesta incluyó el concierto en su programa de la víspera del año nuevo 2021.

El vídeo presenta muchos hechos curiosos, como la conexión de la obra al programa espacial Apolo, o que la pieza ha sido adaptada “en mil formatos", como la canción popular de Richard Anthony. Tampoco supe que Rodrigo compuso la pieza en París en 1939, lejos del ambiente tenso de España por las últimas etapas de la Guerra Civil. La pieza encaja bien en este momento difícil del mundo cuando tenemos que contentarnos con la música digital en lugar de actuaciones en vivo. Aunque sigo explorando obras que inquietan por su disonancia y oscuridad, como los cuartetos de cuerda de Bartok y Shostakovich, a menudo me reconforta la música de Haydn, Mozart, Beethoven y Schubert, obras con las que el concierto tiene algo en común.