4 teorías para explicar por qué usamos alcancías con forma de cerdito

[Helen Norris]

Cuando pienso en alcancías la imagen que viene a la cabeza no es una de un cerdito sino una de un perrito de color rosa que he tenido desde mi infancia. Aunque nunca le di un nombre, siempre sentía mucho afecto por este contenedor hecho de arcilla. Recuerdo bien las horas sentada en mi cama, armada de paciencia, sacando las monedas por la ranura con una lima de uñas, contando los centavos y entonces metiéndolos de nuevo por la ranura.  Mi meta era alcanzar al momento en el que el perrito estuviera tan lleno que no podría meter ni un centavo más por la ranura.

Hace dos or tres años, se me cayó el perrito y se quebró la cabeza. Casi estallé en lágrimas y empecé a tirarlo en la basura pero no pude. Escogí cada pedazo que podía encontrar y poco a poco los pegué de nuevo juntos. Me tomó tres días para terminar la tarea, pero por consiguiente, todavía tengo mi perrito. Está vacío con muchas rajas, pero eso no me importa ni un centavo.