Clase de Carmen, el 9 de abril de 2020

[Mary Moycik]

Mis amigos Fernando y Gloria se han estado casados por cinco años.  No tienen niños.  Ellos son unos caraduras, y no tienen problema diciendo que detestan a los niños.  Sin embargo, tienen sus perros, lo que adoran.  Cuando se conocieron, Gloria tenía un gran perro danés se llamado Tulipán y Fernando tenía un chihuahua se llamado Bellota.  Tulipán y Bellota se caen muy bien y por eso, Fernando y Gloria decidieron que sus perros deban casarse.  Supongo que pueda llamarse un matrimonio concertado. 

 

Fernando y Gloria son personas muy despreocupadas y por eso, no mandaron invitaciones escritas.  Gloria me llamó por teléfono e invitó a mi esposo y yo.  Dijo que claro que sí vendríamos.  Después, dijo a mi esposo que vayamos a la boda de Tulipán y Bellota.  Al principio, no me creía.  Él pensaba que fuera una broma.  Pero, eventualmente, él dio se cuenta de yo decía la verdad y él dije que sí, iría, pero lo dije con la boca pequeña.  Mi esposo no es en contra de las bodas de perros, o cualquiera animal, en cuanto a eso, pero no es una persona que le gusta los perros.  Es una persona que le gusta los gatos. 

 

No obstante, fuimos a la ceremonia de boda y al banquete, aunque él lo hizo a regañadientes.  ¡Y qué bonita era los novios! Tulipán llevó solamente un collar plateado con diamantes falsos.  Bellota llevó un collar con una corbata de lazo negra.  Ellos fueron al peluquero de perros en la mañana, y la piel era muy suave y lustroso.  ¡Qué pareja glamorosa!  Y supongo que no tengo decirte que mi esposo se puso hasta las cejas.