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Mientras comía galletas con mantequilla de cacahuetes, mi merienda favorita, leía un artículo en la portada del periódico sobre la inseguridad alimentaria en el contado de Alameda. Al regresar a casa en las tardes, nunca tengo que preocuparme si habrá suficiente comida en la nevera ni en la alacena para desaparecer la sensación de hambre entre las comidas. Esto no es así para muchas personas aquí mismo en California, también conocido como uno de los más importantes graneros del mundo. Al leer tantos artículos, temo hacerme casi insensible a esas historias y no quiero que suceda eso.
Tristemente, seguridad alimentaria no es una realidad para muchas personas, ni siquiera para las que cultivan los alimentos que yo disfruto todos los días.
En los informes diarios, se han dado un montón de explicaciones sobre las hambrunas en los países desarrollados y cada vez más en los países “arrollados” como el nuestro.
Hace poco, viajé a Nebraska para buscar la finca de mis parientes que perdieron al banco durante la sequía y la Gran Depresión de los 30. En el sudeste del estado habían criado ganados, cerdos y gallinas y también cultivaban y vendían cosechas de maíz, patatas, arándanos, y fresas. Mi papá me decía que su familia era casi autosuficiente porque cultivaba por la mayoría su propio alimento. Mi papá y sus 4 hermanos trabajaban con mis abuelos y durante las temporadas de siembra y cosecha contrataban por lo meno 10 personas para ayudar con el trabajo. Mi abuela y tías preparaban las cenas grandes para todos.
Encontré la tierra donde mis antepasados habían vivido y también tuve la oportunidad de charlar con un obrero que trabajaba para la empresa grandísima que era el dueño actual. Me dijo que él podía hacer el trabajo de más de 10 personas porque usaba una cosechadora inmensa para arar el suelo, sembrar las semillas y cosechar el maíz para vender a las compañías de ethanol. Podía regar los campos con el control remoto de su móvil. Por eso, tenía que trabajar allá en los campos solamente dos o tres veces por año. No vivía en la granja, nadie vivía en la granja. ni siquiera había un granero, ni una casa, ni ganados, cerdos, gallinas, patatas, ni fresas, nada más que maíz que nadie comía.
Entretanto, hay mucha gente que está sufriendo de hambre en lo que solía ser el más importante granero mundial.
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