Nápoles

[Helen Norris]

Cuando fui a Nápoles con mi esposo y sobrino, recuerdo que estuve asombrada por la hermosura del entorno natural de la ciudad. Me sentía triste que tuviéramos que preocuparnos tanto con nuestra seguridad, pero sí, tuvimos que hacerlo.

Afortunadamente, nada malo nos pasó, pero muchas veces, nos decimos "al mal paso darle prisa". A menudo, había escenas con matones muy jóvenes corrían por las calles,  hacían ademanes y gritos amenazantes mientras buscaban las turistas con mochilas llenadas de cámaras y aparatos electrónicos. 

Por eso, cuando leí que las empresas de tecnología están abriendo academias y negocios en Nápoles, me puse más optimista por la ciudad, porque espero que si, por lo menos, algunos de esos mismos jóvenes tuvieran la oportunidad de tener buenas carreras lucrativas y futuros halagüeños, elegirían inscribirse en las academias de Apple y Cisco, en vez de intentar hacerse miembros de la Camorra.