¿Tendemos naturalmente los seres humanos a la corrupción? Lo que dice la neurociencia

[Helen Norris]

Veo demasiado frecuente los artículos sobre los descubrimientos de corrupción, o por lo menos, insinuaciones de ellos en las noticias. Cada vez que leo acerca de una persona o institución que yo había admirado que ha sido acusado de un acto corrupto me siento decepcionada, es como si fuera una afrenta personal, aunque usualmente no vaya a afectar mi propia vida en absoluto. Quizás sea porque tiendo a ser un poco ingenua y siempre quiero dar el beneficio de la duda a todos. En cambio, al pensar en el asunto de acciones de corrupción, empecé a preguntarme si en alguna situación difícil yo había estado culpable de participar en un comportamiento corrupto y tengo que confesar que la respuesta es sí. Ocurrió durante un viaje en México, creo que el año fue 1981, cuando yo y mi esposo estábamos conduciendo a Guadalajara de Puerto Vallarta después de un paseo nocturno en ferry desde Baja California. No muy lejos del puerto había un bloque de carreteras y varios jóvenes con rifles y portando uniformes militares. Nos detuvieron y nos exigieron que les mostráramos nuestro documentos y bajáramos del coche para que pudieran registrarlo. No recuerdo exactamente, pero creo que tuvimos una botella de tequila o algo así en el baúl del auto. Después del registro, exigieron o que les pagáramos una multa o dejáramos el coche allá y nos fuéramos con ellos a la estación de policía antes de continuar con nuestro viaje. Decidimos seguir el consejo, "donde fueres haz lo que vieres" y les pagamos, no recuerdo cuánto, pero sin argumento. En ese momento contribuimos a un tipo de corrupción, una acción menor, pero no obstante, una de corrupción y como dicen en este artículo esa acción con repetición puede normalizársela. La corrupción necesita dos partes, la que inicia el acto y la que lo cumple. Lamentablemente, las dos son culpables. Después de ese evento, empecé a darme cuenta de lo fácil es que sin una rendición de cuentas la corrupción puede convertirse muy rápidamente en una parte de la vida cotidiana en cualquier lugar. Creo que es una tendencia natural de todos nosotros y  tenemos que luchar constantemente contra ella para el bien de todos.