Vitamina D, lo que se sabe y falta por saber sobre los beneficios y riesgos de la hormona "del sol"

[Helen Norris]

Usualmente, veo con suspicacia los anuncios en la televisión de los suplementos de vitaminas que nos prometen a mejorar la salud. Cuando era la dueña de una tienda de productos de cuidado personal vendimos cremas, lociones, jabones y shampoos con etiquetas que hacían publicidad de una u otra de las vitaminas que estaban actualmente de moda. En los supermercados y farmacias hay estantes llenos de miles de botellas con distintas combinaciones de vitaminas. Para mi, es casi imposible creer que esos ingredientes frágiles y a veces inestables al cambios de la temperatura y la  luz puedan sobrevivir el transporte y todavía mantener eficacia. ¿Y quién va a verificar que todavía están efectivos antes de que yo los use?

Por supuesto, igual a cualquier consumidor, compro algunos de estos productos con la esperanza de que me vaya a beneficiar de los ingredientes que aparecen en las etiquetas, pero trato de tener en cuenta que todavía tengo que seguir comiendo alimentos saludables y en el caso de la hormona D que cada día  debería  pasar un poco de tiempo afuera en el sol. Tengo suerte porque vivo en una parte del mundo dónde estos alimentos están disponibles y el sol brilla, por lo menos, un poco cada día. Por lo general, al contrario de lo que dicen en los anuncios, los milagros no vienen en botellas.