El 4 de octubre, un dique en una fábrica de aluminio en Hungría cedió y una marea de lodo tóxico contaminó varios pueblos y dos afluentes del río Danubio. El vertido se consistió no sólo en los minerales pesados que son los desechos tóxicos de la producción de aluminio sino también en los diferentes químicos utilizados en el proceso de producción. Este conjunto de elementos es altamente corrosivo tanto por inhalación como por contacto, y puede producir dificultades respiratorias y graves quemaduras cutáneas. El catastrófico accidente dejó nuevo muertos, tres desaparecidos y más de 150 heridos. Varias localidades se quedaron inhabitables y cientos familias se fueron evacuadas. El 7 de octubre, los peores temores se confirmaron cuando el vertido llegó al río Danubio, el mayor río europeo que recorre 6 países, amenazando su ecosistema. Los técnicos trataron de tomar medidas para diluir los contaminantes en las localidades que se fueron asediadas por el lodo tóxico, mientras otros científicos trabajaron por reducir la alcalinidad de las aguas en los dos afluentes del río Danubio. La causa del accidente todavía no es determinada, pero el primer ministro húngaro, Viktor Orban, cargó contra la empresa aluminio, diciendo que lo más probable es que se deba a un error humano. El gobierno ha hecho carga de la fábrica y la producción ha comenzado de nuevo hoy. Los autoridades también han permitido a muchos de los habitantes a regresar a sus pueblos a pesar de que muchos ecologistas afirman que el área aún no es seguro.
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