La piedra que llegó a ser más valiosa que el oro

[Laura Dansky]

Después de leer este artículo, empecé a preocuparme por la seguridad de nuestro protagonista Breng Mai.  Ojalá que el periodista no usara su nombre verdadero.  Si lo hiciera, el planeta Kriptón que queda detrás de la tienda del Señor Mai sería muy fácil descubrir.  Y como sabemos, si el gobierno de Birmania descubre que él está involucrado en operaciones ilícitas, las cosas no le van a salir bien.  Aunque hay más liberalización en el país en estos días, a nadie le quiera pasar más de cinco segundos en una prisión Birmana.  Mai conoce bien los riesgos.  Hasta ahora,  no hay nadie quien le quite lo bailado.