Rompecabezas - clase de Carmen el 1 de julio

[Debbie Guardian]

Mi padre murió a los 98 años sin ninguna enfermedad y con su mente afilada como una tachuela. Siempre estábamos seguros que su mente permaneció aguda porque era un gran lector, un estudiante de vida por toda su vida, y nunca dejó de estudiar idiomas. Su mente siempre estaba activa.

Durante los últimos 5 o 6 años de su vida, aunque estaba de relativamente buena salud, de vez en cuando sus piernas se debilitarían, perdería su equilibrio, y se caía. Cuando comenzó a caerse con más frecuencia mis padres decidieron que sería más seguro si fuera a vivir en una comunidad de asistencia. Durante sus anos allí, mi mamá dedicó su tiempo - su vida, en realidad, a quedarse con él por horas, los dos mirando a la tele o a pelis, leyendo, comiendo juntos, tomando una siesta o paseando por los jardines.

Cuando mi padre murió, el año después de su muerte era muy difícil para mi mamá. Después de todo, habían estado casados por más de 60 años. Pasó el año más difícil, y una noche mientras estábamos cenando, de la nada ella anunció que se le había ocurrido una idea brillante. Nos dijo que había decidido que jamás quería perder su memoria o su lucidez, y para desafiarlas iba a comenzar a hacer rompecabezas. Desde el momento que tomó su decisión, nunca ha parado de hacerlas.  Al entrar en su casa no hay un día que no haya una o dos rompecabezas en una mesa en la esquina en que ella está trabajando. Aún más, cada rompecabeza que encuentre es más difícil que la anterior. Durante la cuarentena no es raro que la llame y que ella me diga que tiene que volver a llamarme. “¡Creo que estoy justo a averiguar a donde va esta pieza!” Nunca estoy ofendida, si no, me alivia saber que a los 93 años aún tiene un pasatiempo que le encanta, y cuan aguda es su mente por causa de él. ¡Sin tener ninguna obligación, solo pueden imaginar el cielo en que está!