Anna Jarvis, la mujer que inventó el Día de la Madre y se arrepintió

[Helen Norris]

Como todos nosotros sabemos, las buenas intenciones pueden conllevar las consecuencias imprevistas. Aparentemente eso es lo que le ocurrió a Anna Jarvis después de realizar su sueño de un día especial para conmemorar a las madres.

Lo que me sorprendió es que ella pensaba que podía prevenir el festivo de ser comercializado. Ya, al inicio del siglo XX, dondequiera había servicio postal, muchas personas enviaban tarjetas para otros días festivos como el día de San Valentín y la Navidad y creo que Jarvis era ingenua para pensar que un día para una celebración de las madres seria diferente. Aún los días sagrados eran oportunidades comerciales.

Como saben ustedes, yo tenía una tienda de regalos para la que los días de fiestas eran muy importantes para el resultado fiscal. Recuerdo mi sorpresa cuando mi socia comercial de la tienda me dijo que su madre odiaba el Día de la Madre porque pensaba que era solamente una oportunidad para la corporación Hallmark ganar dinero con ventas  de tarjetas de felicitaciones. Me dijo que durante su infancia había deseado celebrar el día con regalos y flores como hacían otros hijos pero su mamá nunca se lo permitió. Ahora, puedo apreciar los sentimientos de su madre pero en el momento creí que fue un poco irónico y aún gracioso que su hija se ganaba la vida por muchos años vendiendo tarjetas y regalos para esas ocasiones. ¿Qué tipo de rebeldía era eso?

Anteriormente, yo había considerado, sin reservaciones, el acto de gastar dinero para mostrar gratitud, felicitaciones o simpatía como ser un gesto adecuado y seguramente más fácil que hacer un regalo de mi misma o escribir  mis propios mensajes. 
Durante esta era del virus, Covid19 podemos ver que el acto de comprar y vender es importante para el bienestar humano de nuestro mundo actual, aunque el comercialismo pueda ser nuestra eventual caída en el futuro. Lo que sabemos es que las consecuencias pueden ser caprichosas.