Clase de Carmen_18-7-2019

[John Santibanes]

Se surgieren algunos temas interesantes por este artículo.  Por cierto, nos podrían sorprender y divertir las situaciones delicadas, incómodas, desagradables y también cómicas que pueden encontrar los médicos a solas con sus pacientes en el consultorio --y cómo las superan o las manejan mal.  Pero en lugar de eso me voy a contentar con otro tema: importantes hallazgos científicos y médicos que se han hecho por accidente, aunque es probable que ninguno de ellos haya ocurrido como resultado de una diversión tan deliciosa como una cava de vino.  Se puede sostener que muchas cosas en la vida suceden al azar, o incluso que la vida es pura casualidad y que el momento y lugar determinan nuestro destino o al menos el resultado de cualquier cosa que intentemos hacer.  Pero dejemos de lado esta especulación filosófica y consideremos la penicilina, cuyo descubrimiento se atribuye al escocés Alexander Fleming.  Al regresar de las vacaciones de dos semanas en 1928, Fleming señaló que una de las varias placas de cultivo de la bacteria staphylococcus aureus que investigaba se había contaminado por un moho o hongo que parecía inhibir el crecimiento de las bacterias.  El moho se encuentra en todas partes y se reproduce por medio de esporas que viajan por el aire, y el que Fleming encontró en su placa de cultivo se llamaba penicillium notatum.  Con investigaciones posteriores, Fleming y otros científicos llevaron a la invención de la penicilina, el fármaco maravilla que, junto con otros antibióticos, ahora están en peligro de volverse ineficaces a través del uso excesivo.  Entre otros descubrimientos importantes que ocurrieron por casualidad hay los rayos X, el Valium, el LSD y el óxido nitroso –este último no es un asunto de risa.  Al fin y al cabo, me parece que a veces es mejor jugar en el campo que jugárselo todo a una carta.