La clase de Carmen: La tarea 31 augusto 2022

[Harriet Fotis]

Lector: Por favor, lea este blog antes del blog de Carolyn

El tren a Perignan y la frontera francesa estaba programado para salir de la estación a medianoche.  Cuando Marco y su familia llegaron, se sorprendieron al ver la estación llena de refugiados, especialmente a esta hora tan tardía.  A pesar de los empujones de la multitud, la familia logró pasar el control militar mostrando la carta que habían recibido del oficial de inmigración.  Luego fueron dirigidos al único espacio disponible en el tren, el vagón de correo.  Y allí, entre las enormes bolsas, vieron al menos a otras cincuenta personas.  Al encontrar un lugar libre, los niños se acurrucaron juntos "como polluelos en un nido" con su madre extendiendo sus brazos alrededor de ellos.

A la mañana siguiente, el tren llegó a la frontera y Marco y su familia desembarcaron y se alinearon ordenadamente ante un joven gendarme en la mesa de registro.  Marco notó que su madre temblaba cuando se acercaban a la mesa, pero ella pareció calmarse cuando el hombre de la mesa comenzó a hablarle en "un español correcto."  Cuando el gendarme le preguntó sobre la razón de la familia para visitar Francia, ella le explicó sobre la necesidad de llegar a Burdeos y el barco que llevaría a los niños a México.  A continuación, él le preguntó qué haría después de dejar a los niños.  El funcionario reaccionó a la respuesta de ella con las mismas palabras que ella escucharía muchas veces en los próximos días; “¿A España? Nadie regresa a España.”  Y ella respondió con la misma respuesta que seguiría dando a otros que le hicieron ese mismo comentario, “mi marido se encuentra en Madrid, y le aseguro que regresaré a su lado.”

Su carta de entrada está sellada y la familia camina por un pasillo y sale hacia a lo que Marco describe como un "paraíso", calles rebosantes de flores y tiendas llenas de panes y pasteles.  Allí se encuentran a un hombre llamado Francisco Ortega cuyo trabajo es esperar a los españoles que habían pasado por inmigración y luego dispersarlos.  Aunque Francisco no esperaba a la familia, después de leer la carta que el funcionario en Barcelona había escrito, los lleva a una casa antigua para pasar la noche.  (Marco dice que parecía una casa encantada).  La familia finalmente puede comer algo y después de dormir en camas calientes y bañarse, están de mucho mejor humor para comenzar la siguiente etapa de su viaje.

A la mañana siguiente llega un coche para llevarlos a Burdeos.  Durante las doce horas de viaje, Marco pasa el tiempo a charlar con el joven conductor Andrés y contemplar el paisaje.  Y mientras el viaje los está acercando a Burdeos, Marco nos dice que también era “alejándonos un poco más de nuestro amado país.”