Por qué el humor (y ls bromas) son buenos para la salud

[Helen Norris]

Pocas cosas me dan tanto placer como cuando le hago reír  a alguien, aunque pueda ser algo auto despreciativo  y a  mi propia costa. Creo que heredé esta inclinación de mi papá. No tengo el talento que él tenía para hacer a la gente echar a reír, pero de vez en cuando tengo éxito. Muchas veces, él comenzó  a reír mientras estaba diciendo una historia, especialmente si era una que, al principio, parecía algo triste o preocupante. Ya que mi papá tenia una risa contagiosa, todo el mundo comenzó  a reír con él antes de que terminara diciéndosela. Mi papá no contó bromas sino historias de los sucesos cotidianos en su vida. Por supuesto, muchos de esos acontecimientos no eran cómicos cuando sucedieron, pero mi papá tenia una habilidad para ver el humor en tiempos y situaciones difíciles .

Además, había otra persona en mi vida que me hizo reír hasta que no podía respirar y esa, lo sorprendente, era mi suegra. Su humor era muy distinto  de eso de mi papá. Ella tenía un talento natural para contar una broma con sus propios adornos y entregar el remate al momento perfecto. Afortunadamente para mí, ella anotó algunos de sus chistes en un cuaderno junto con las caricaturas que había cortado de las revistas y los periódicos. De vez en cuando, abro su cuaderno para mirar y leerlos en voz alta a mi misma y todavía, muchas veces, me rio en carcajadas cuando la recuerdo contándonoslos. 

Obviamente, extraño muchísimo  a mi papá y a mi suegra y agradezco que todavía puedo disfrutar una buena risa cuando pienso en ellos. ¡Qué buenos regalos me dejaron.