Tarea para Carmen 28 septiembre

[Carolyn Teshima]

Capítulo 17

 

El Mexique, el barco, estaba a punto de llegar a Vera Cruz. Por fin, los niños rojos llegarían a su destino. Ese mañana Marco dijo que era emocionante porque se dio cuenta lo lejos estaba de sus padres. Los niños no tenían ninguna noticia de sus padres después de dos semanas en barco.

Manuel, el amigo nuevo de Marco, le dijo que "no nos separaremos; debemos permanecer juntos." Marco contestó a Manuel que sentía que él era el hermano que nunca tuvo, también quería que permanecer

juntos.

Entones, Manuel dijo la historia triste de su hermana, Lucia. Sus padres

tuvieron a la bebé al comienzo de la guerra. Algunas noches mientras los padres trabajaban, en una fábrica de armas, Manuel cuidaba de la bebé. Una de esas noches, él escuchó la alarma antiaérea y se puso nervioso. Salió corriendo y bajó al sótano del refugio en el barrio. De repente, se dio cuenta de que había dejado a su hermanita en casa. Él intentó salir para socorrerla, pero la gente le impidieron por las bombas. Una hora después, cuando terminó el peligro, Manuel corrió a su casa. Allí encontró destrucción, "la mitad de la casa había desaparecido. Entre los escombros estuvo los restos de la cuna y la mantita." Lloró mientras dijo "Dios mío, la maté, fue mi culpa." Marco intentó consolar a su amigo.

 

El humor de la historia de los niños cambió cuando el barco llegó a Vera Cruz. Todos estaban entusiasmados para ver Tierra Prometida. El recibimiento de los ciudadanos mexicanos era grande y espectacular.

Ellos gritaron vivas, agitaron banderas, cantaron canciones alegres. La gente eran campesinos y pescadores humildes, y ellos daban a los niños frutas y golosinas. Las madres les abrazaron y besaron como si fueron sus hijos. Según la descripción de Marco, el recibimiento hizo que él y los otros se sintieron bienvenidos y felices. Tal vez, ellos tuvieran un hogar nuevo.