La confusión estadística que nos hace pensar que la longevidad es un fenómeno moderno.

[Helen Norris]

Tengo la buena suerte de tener 2 libros generacionales que heredé de mis padres, uno es de la familia de mi mamá y el otro, la de mi papá. Las dos partes de mi familia llegaron aquí de Europa como inmigrantes desde el medio del siglo 18 hasta el medio del siglo 19. Vinieron sin mucho dinero pero con deseos de tener vidas mejores, como han hecho muchos antes y después de ellos. En los libros hay suficientes fechas de sus nacimientos y muertos que puedo ver que sus vidas duraban más  o menos igual a las de mis propios padres y abuelos que vivían hasta cumplir entre los 80 y 90 años y había unos pocos que cumplieron más de 100.  Espero que yo y mis parientes actuales podemos vivir por los menos tan largo como ellos. Además, noté que también había varios bebés y jóvenes que murieron  antes de cumplir los 25 años, lo que, gracias a la medicina moderna, no ha pasado a nadie en nuestra generación. Pero tampoco hemos dado luz a tantos bebés como hicieron ellos. Aunque mi investigación era acerca de personas que nacieron después del principio de la revolución industrial y tenía solamente piezas de evidencia anecdótica,  está en consonancia con los descubrimientos de los que el autor escribe en este articulo.

Un elemento de información que me sorprendió fue que los investigadores hacían una distinción entre la esperanza de vida al nacer y la de las personas que han sobrevivido  hasta los 25 años. Nunca había pensado en hacer eso, pero es cierto que tiene sentido perfecto. ¡Qué alivio! ahora sé que tengo varios años más para disfrutar la vida. Desafortunadamente, además del factor de la genética, hay un montón de otros que afectan la esperanza de vida y tenemos retos que la gente de la antigüedad no tenían. No sé si los avances de la modernidad pueden equilibrar la balanza suficientemente para que podamos utilizar el pasado para predecir la longevidad de las generaciones del futuro.