5 de los oasis más excepcionales del mundo

[Helen Norris]

La palabra, oasis, me evoca dos recuerdos de mi niñez. El primero es de la canción antigua, "El agua fría y clara" que cuenta la historia de dos hombres que están perdidos y muriendo de sed durante un recorrido a pie a través de un desierto en el suroeste de los EEUU. Uno de los dos está tratando de convencer a su compañero de que el agua que él crea que ve en la distancia es solamente un espejismo.  En un verso de la letra, canta: "Siga adelante, Dan, no lo escuches Dan, él es un demonio, no un hombre y esparce las arenas ardientes con agua. Dan, ¿puedes ver ese gran árbol verde, donde el agua fluye libremente y está esperándonos allá, a ti y a mi? El agua fría y clara." Creo que, con esta canción, formé mi primera imagen de un oasis y empecé a querer saber más sobre los desiertos y la flora y fauna que puede sobrevivir en ese entorno árido que parece tan hostil. También, quedé fascinada por los espejismos y como estas ilusiones ópticas podrían ser bromas crueles para las personas que buscaban agua en el medio de los vastos mares desérticos. La canción ofreció mucho alimento para la imaginación de una mente joven. Unos pocos años después, fui en coche con mis padres y una amiga  al parque nacional, Death Valley donde nos quedamos unos días en Furnace Creek, un oasis real. Para nosotros era un lugar mágico y maravilloso. Y al salir del parque y de camino a casa, varias veces, cantamos, como locos, la canción juntos a todo pulmón. Muchas veces vimos espejismos en la carretera, pero con el coche lleno de gasolina y nuestras cantimploras llenas con agua, no nos preocuparon. Pero ahora, me preocupo tanto por los desiertos como por los oasis. Los parques Death Valley y Joshua Trees necesitan nuestra protección más que nunca.